dissabte, 23 de setembre del 2017

Acto político

Araceli Teixidó

En psicoanálisis, existe el concepto de acto que no es lo mismo que una actuación, tiene más que ver con el concepto filosófico de algo que se realiza a partir de una potencia. Lacan comparó su valor al acto jurídico – como inscripción simbólica que da su carácter de inscripción social a un hecho, cómo un acta de nacimiento, una acta matrimonial... – o como el acto poético – como expresión surgida de la sublimación de la potencia de la vida -. El acto tiene esta doble vertiente de valor simbólico sin ser un símbolo, ya que surge desde el cuerpo, desde lo más vivo del sujeto que lo realiza, constituye una apuesta que se juega con su ser.

Freud distinguió dos procesos psíquicos de descarga del malestar: el proceso primario y el proceso secundario. El proceso primario es la actuación, por ejemplo la respuesta agresiva como descarga inmediata de un malestar. El proceso secundario es el pensamiento, para que se produzca es necesario que el proceso primario se vea impedido. Por ejemplo, cuando un padre prohíbe a su hijo pegar, este se ve obligado a reflexionar sobre la manera de resolver lo que le preocupa en lugar de la descarga inmediata.

El acto es superior a la actuación y se equipara o supera al pensamiento. Siempre que se llega a límites en el lenguaje, por ejemplo cuando se llega al final de cualquier discusión en la que no hay acuerdo, debe tomarse una decisión. Cuando el que decide es el amo, la decisión que se adopte será la suya. Pero si no se reconoce la autoridad del amo, será necesario tomar una decisión por cuenta propia.  De mucho más riesgo, por supuesto, que cuando uno se mueve en el marco que el amo ha instituido. Igualmente, si hay un marco legal, la decisión puede atenerse a ese marco legal. Pero si lo que se juega es la validez de ese marco legal, entonces quizá deba producirse un acto. Diría que es lo que ocurre en este momento en Catalunya.

Actos fueron los de la primera mujer negra que no cedió su asiento en el autobús o los de las mujeres feministas que lucharon por una ley que no prescribiera la autorización del marido para poder pedir el divorcio.

El acto  cuando se produce interrumpe el curso de los acontecimientos o de su previsibilidad. Instaura un comienzo. Así, fue un acto que César cruzase el Rubicón, que como todo el mundo sabe es un riachuelo. Y fue un acto no por la dificultad natural de cruzarlo – nula – si no por el valor simbólico de hacerlo y las consecuencias que tuvo en el orden mundial, por ello César no lo llevó a cabo si no tras una noche de angustia.

Hoy asistimos a un momento político que se produce alrededor de un acto. Después de muchos años de infructuosos intentos de gobernar su nación y de intentar conversar con el estado español, los dirigentes de la nación catalana animados y secundados por el pueblo que les votó, han superado la organización normativa y legal del estado, instaurando un nuevo orden. La ley del referéndum y la ley de transitoriedad jurídica son eso: un acto político. Lo hacen convencidos, pero no tranquilos. Saben que las consecuencias son imprevisibles y que son responsables de su decisión. Pero lo asumen, al contrario que otros que se esconden en una legalidad secuestrada que no es más que un escudo de su miedo.

Nada será igual después de este acto, pase lo que pase el 1-O.



Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada

Rel i Llamp - octubre 2018

16/10/2018 —  Carta Aberta da Escola Brasileira de Psicanálise em defesa da Democracia. —  Les discours qui tuent. Forum Zadig en Belgiqu...